Cómo la expresión rítmica ayuda al aprendizaje del instrumento

Hablar rítmicamente es subyacer ritmos complejos con sílabas y palabras recurrentes y así poder captarlos más fácilmente. Esto facilita notablemente el aprendizaje de un instrumento musical, como he comprobado en mis muchos años de experiencia. Por cierto, da igual que sea la batería, el cajón o el piano: donde hay música, hay ritmo.

Probablemente ya conozcas el conteo de los valores de nota y silencio sobre los tiempos. Se trata de una forma más abstracta del lenguaje rítmico que me gustaría presentarte a continuación. Aunque ambos enfoques te ayudan a comprender las peculiaridades rítmicas a largo plazo, un lenguaje rítmico propio y distintivo tiene aún más ventajas, como te mostraré a continuación.

En primer lugar, determina el pulso básico de la pieza: normalmente puedes leerlo en el denominador del compás. Ahora fíjate en el ritmo que quieres aprender y empieza a superponerle sílabas o palabras. A las notas o silencios que duran lo mismo que un tiempo del pulso básico se les asigna una sílaba o una palabra de una sílaba; a las que duran el doble, palabras de dos sílabas, etc.

He aquí un ejemplo sencillo:

En mis clases de batería, por ejemplo, me gusta utilizar las sílabas "bum", "chack" o "ta". Las asigno a determinados valores de notas y silencios o sonidos definidos por mí. Yo escribiría el conocido ritmo de batería de Queen – We Will Rock You de la siguiente manera: Las dos notas graves, los golpes del bombo, los hablo como 'bum'; los sonidos de la caja los hablo como 'chack'.

Este ejemplo muestra que también es posible incorporar al lenguaje rítmico, además del ritmo, diferentes características sonoras. Pruebe usted mismo lo que le ayuda de forma óptima en el aprendizaje de su instrumento musical. Tu lenguaje rítmico no debe ser demasiado complejo; la combinación de ritmo y características sonoras se presta bien a instrumentos de percusión como el cajón, ya que en ellos el espectro sonoro es más limitado que, por ejemplo, con el piano.

¿Qué ventajas le ofrece el habla rítmica?

La música es muy compleja y se compone de varios elementos: melodía, armonía y ritmo. El ritmo estructura la música en el tiempo y le da así un marco.

A pesar de esta función básica del ritmo, desgraciadamente a menudo se teme el contacto con él. Especialmente al principio del propio viaje musical, parece bastante intangible. Como consecuencia, muchas personas son reacias a comprometerse con él o prescinden completamente de él. Esto, a su vez, conduce a inseguridades rítmicas persistentes. También puede llevar a la creencia de que no se tiene un buen sentido del ritmo o de que no se tiene ninguno.

Hablar rítmicamente contrarresta esta situación. Ayuda a abordar la comprensión de los valores de las notas y los silencios de una forma más lúdica y a reducir el miedo al contacto. Ejemplo: si aderezas una negra con la palabra "luz", le das un contenido emocional positivo. Esto también puede aplicarse a dos corcheas, que podrías texturizar con el adjetivo afirmativo "Fuerte", como en el caso anterior.

Nos resulta más fácil comprender la construcción abstracta de los valores de las notas y los silencios a través del lenguaje, porque para la mayoría de nosotros forma parte natural de la vida cotidiana. A menudo me doy cuenta de esto, sobre todo con los adultos, cuando su último contacto con la teoría musical fue hace décadas. No sólo en estos casos tiene sentido que la (re)introducción al mundo del ritmo sea lo más sencilla posible.

Consejos para sus primeros pasos

¿Todavía tienes problemas con el ritmo? Con estos primeros consejos, poco a poco, ¡lo conseguirás!

1. Empieza poco a poco, pero sin pausa: Empieza diciendo ritmos relativamente fáciles. Siéntete libre de aplaudirlos si quieres. Los valores de nota y silencio con cuartas u octavas son buenos para el primer acercamiento. Pruébalo hoy mismo.

2. Averigua qué lenguaje te funciona mejor: ¿Prefieres los sonidos o términos más del tipo "ta-ta" o "va"? No lo sabrás hasta que lo pruebes. Así que coge un ritmo sencillo y sustituye el texto musical por palabras o sílabas sueltas. Anota tus ideas y experimenta con distintas palabras o sílabas. He reunido algunos ejemplos de palabras (izquierda) o sílabas (derecha) que puedes utilizar para subrayar figuras rítmicas sencillas.