"Donde el corazón no se conmueve, no puede haber música" – Pyotr Ilyich Tchaikovsky.
¿Qué se esconde en el corazón de la música rusa? Dolor y sufrimiento, amor y pasión, un alma humana sencilla y vulnerable que nunca pierde su orgullo y confianza en sí misma. Todo esto se puede encontrar en las partituras de los compositores rusos del periodo romántico, de las que te ofrecemos una amplia selección, así como mucha más información.
Al igual que en otros países, a principios del siglo XIX surgió en Rusia un fuerte movimiento nacional. La derrota de los ejércitos napoleónicos en 1812 unió a la nación rusa y al mismo tiempo creó condiciones favorables para el desarrollo de la música y la cultura. Así, la síntesis de la música folclórica rusa, los elementos exóticos y las influencias musicales europeas fueron dando lugar a la llamada Escuela Nacional Rusa, fácilmente reconocible por su profunda emotividad y sus típicas estructuras armónicas, melódicas y rítmicas. Se considera que el fundador de la música nacional rusa es Mikhail Ivanovich Glinka, al que siguió directamente Alexander Sergeyevich Dargomyshsky.
El Grupo de los Poderosos (a veces también El Grupo de los Cinco o La Escuela Neorrusa) fue una asociación informal de cinco destacados compositores cuyo objetivo era componer música específicamente rusa en lugar de imitar modelos europeos más antiguos. El grupo se fundó en 1856 y sus miembros fueron Mili Balakirev, César Antonovich CuiAlexander Borodin, Modest Petrovich Mussorgsky y Nikolai Rimsky-Korsakov. Los miembros del El Grupo de los Cinco enseñaron a muchos otros grandes compositores rusos, que se inspiraron directamente en sus ideas. Estos fueron principalmente el compositor romántico Alexander Glazunov y los modernistas Sergei Prokofiev, Igor Stravinsky y Dmitri Shostakovich.
El compositor ruso más importante del siglo XIX es sin duda Pyotr Ilyich Tchaikovsky. La música del compositor refleja su profundo y melancólico mundo interior, a la vez que adopta la música folclórica rusa en toda su auténtica belleza. Las Sinfonías de P. I. Tchaikovsky constituyen uno de los puntos álgidos de la música orquestal del siglo XIX. También el trío de ballets La Bella Durmiente, El Lago de los Cisnes y el Cascanueces, con el que el compositor llevó el género a un nivel completamente nuevo.
“La música no es una ilusión, es una revelación. Y su poder triunfante reside en que revela una belleza que no nos es accesible en ningún otro ámbito, y que nos reconcilia con la vida.” - P. I. Tchaikovsky
Los últimos compositores en el paso del Romanticismo al Modernismo son Sergei Rachmaninov y Alexander Scriabin. Mientras que el “último romántico” Rachmaninov se mantiene esencialmente fiel a la herencia musical del siglo XIX, en la obra de Scriabin también encontramos muchos elementos modernos, especialmente en el ámbito de la armonía y la instrumentación.
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